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Maldita circunstancia

Por Yasel Toledo Garnache

Yase Toledo GarnacheLa pantalla en blanco. Mi mente puro caos. Me recuesto de la silla. Cierro los ojos. Bifurcaciones. Hay momentos en los que uno se pregunta si tomó la decisión correcta, si puede volver sobre sus pasos, si los brazos seguirán abiertos. Lo profesional. El mañana. Un muchacho que teclea sus ideas. Cierra los ojos y piensa. La circunstancia. Maldita circunstancia. Un muchacho que teclea…

Literatura: ¿La muerte de la originalidad?

Por YASEL TOLEDO GARNACHE

… ¿Cuánta gente ha escrito lo mismo o algo parecido? ¿Cómo describo las tetas de esa mujer? ¿Con qué palabras? ¿En qué tono? Las descripciones de tetas están agotadas, siempre habrá algo de realismo sucio, de naturalismo, de poética o de lo que sea en el interior de una expresión relacionada con eso, siempre habrá algo de otros autores. Ni hablar de los labios, de los ojos… ¿Cómo los describo siendo totalmente original?  Vargas Llosa dice que las técnicas que se le atribuyen están en Tirantes blancos, novela de caballería de hace bastante tiempo. Y si él lo dice, por algo es. ¿Entonces cómo nosotros podríamos  escribir algo completamente innovador en el siglo XXI y aquí, en Cuba? Lee el resto de esta entrada

Parangón de enamorado

Por Reynaldo Aguilera, colega de la Universidad

El olvido también es una forma de venganza.

J. L. Borges

 

La seducción de una mujerSus enormes ojos negros se inflaban cuando la divisaba ante el umbral de la clase: fea, casi calva. Él con excelsa cabellera y labios prominentes. Sin embargo, la beatitud de uno y la fealdad de otra no impidieron que ambos precisaran acercamientos.

Si quería enamorarla “tenía que ser como ella”, se dijo. Invadir sus espacios y conquistar a sus amigos. Se desterró de la discoteca e irrumpió en las galerías de arte. Cortó su copiosa cabellera y veneró a la vieja poeta, quien una vez le recomendó grabara un tatuaje, pequeño, sobre sus pies que rezara: “Ama todo lo verdadero”. Lee el resto de esta entrada

Los ojos, sí, los ojos tristes

Por ERIAN PEÑA, colega de la Universidad

foto en la paredEn la foto parecía un hombre triste. Quizá era por la mirada que se perdía y podía llegar a penetrarte. Asfixiaba. Un hombre triste, había repetido muchas veces esa frase mirando la fotografía. Me llegué a cansar de ella. El pie apoyado en la pared. Las manos cruzadas al pecho. El suéter negro. Todo entonces me parecía negro. El cabello crecido y revuelto. Ensortijado. Los ojos, sí, los ojos tristes.

Me lo había repetido varias veces de manera casi obsesiva. Hasta intenté quemar la foto. Pero Susel me dijo, poco antes, que la soledad es un estado del alma, no del cuerpo. Un cuerpo no puede aparentar soledad. Y yo quise creerle. Susel no merecía mi desconfianza. Lee el resto de esta entrada