#Cuba: Fidel Castro cenó con carboneros en navidad

Fidel Castro, junto al niño Jesús Antonio Méndez, antes de la cena con carboneros en navidad. Foto Raúl Corrales.

Fidel Castro, junto al niño Jesús Antonio Méndez, antes de la cena con carboneros en la navidad de 1959./ Foto Raúl Corrales.

Era nochebuena en la Ciénaga. Un bohío le hacía guiños al otro. Equidistantes se alzaban entre paredes de tablas y techos de guano, entre puertas y ventanas de sacos de yute. Dos familias de carboneros cenagueros se preparaban para su cena navideña.
Aún los siete hijos de Rogelio y Pilar dormían en el espacio reducido del cuartucho cuando sus  padres y vecinos desde horas tempranas comenzaban los preparativos.
Asarían un lechoncito. Adquirirían turrones, dulces y otros insumos en la bodega del pueblo. Apilarían el carbón. Conseguirían hojas de plátano para cubrir la carne asada. Toda una Nochebuena a la guajira. Rogelio salió con su vecino Carlos a conseguir los encargos navideños. Las mujeres corrían con los quehaceres domésticos.
Desde la capital del país partió en automóvil Fidel Castro hacia la Ciénaga de Zapata. Por el camino las pencas de las palmas reales adornaban los territorios junto a guirnaldas, adornos navideños y banderas cubanas.
Fidel llegó a la Laguna del Tesoro y sin descansar se enfrascó en la revisión de los planes turísticos del lugar. Lo acompañaban un grupo de dirigentes como Celia Sánchez Manduley, Pedro Miret Prieto, Antonio Núñez Jiménez y su esposa Lupe Vélis, y el fotógrafo Raúl Corrales.
Entre papeles y mapas la tarde llegó a su fin. Entonces le preguntaron al Comandante que a dónde irían. Con los carboneros, a cenar con ellos, fue la respuesta.
Era Nochebuena de 1959 en Soplillar. Ni Rogelio, Pilar y sus siete hijos ni Carlos, Francisca y sus hijos imaginaban que tendrían compañía. Aproximadamente a las 8 p.m. llegó Fidel en un helicóptero al “triste anochecer en aquellos solitarios parajes de fangales perennes, de maniguas infinitas donde apenas se ve el tenue resplandor de una mísera  choza”.
La nave aérea en que descendía Fidel encendió el reflector para alumbrar el punto de aterrizaje y los carboneros lo observaron como un lucero o una estrella que bajaba a iluminarlos.
Fidel vestía traje de campaña verdeolivo y botas. El pelo sin peinar al descuido. Bajo el cielo despejado, a la luz de las estrellas y los faroles, se sentaron en el patio. El árbol del Soplillo movía sus ramas y se mecía al ritmo del viento invernal.
Aunque al parecer para la fecha y por el vestuario no hacía frío. Cuando Fidel arribó, inquieto, comenzó a husmear. Se acercó por el olor a donde se asaba el puerco y como cubano al fin, le arrancó el rabito y dijo “esto es mío”.
Entró  a uno de los bohíos a probar la ensalada que hacían Francisca y Pilar, y les preguntó si no se caía. Así de paupérrimas eran las condiciones en que vivían estas personas. Celia Sánchez ayudó a preparar y servir la mesa.
Fidel habló con Carlos sobre cómo se vivía, cómo podía criar tantos hijos, y sobre la situación de los trabajos. Carlos le explicó que su hijo menor de cuatro años, Jesús Antonio Méndez Amengual, nació enfermo, con parásitos y hubo que hacer colectas entre mucha gente para pagar la sangre de varias transfusiones. Al oír la historia quiso conocer al niño. Lo buscó y lo sentó en sus piernas mientras cenaba y conversaba.
En la cena participaron familias aledañas. Los que no alcanzaron taburetes, se mantenían de pie alrededor de los visitantes. Comieron y bebieron vino y cerveza. Cuentan que Fidel pidió a una niña una cerveza, y ella le trajo en cambio una malta. La niña no sabía diferenciar la malta de la cerveza.
Después de cenar el camionero Felipe Socorro con guitarra en mano se unió al viejo decimista Pablo Bonachea, quien sostenía una botella y una cuchara, a manera de instrumento musical, y formaron un dúo para alegrar la festividad.
A las 12:00 de la noche Fidel con un tabaco en la boca, disparó con un fusil balas al aire y les enseñó a los carboneros como usar las armas para defenderse. Fidel permaneció con los carboneros  hasta las 2:00 a.m.
Era Nochebuena de 1959 en Soplillar, la Ciénaga de Zapata, Cuba y Fidel celebraba con los carboneros su primera navidad postrevolucionaria.

Fidel Castro cena con carboneros.

Fidel cena con carboneros. Foto Raúl Corrales.

Fidel con el niño Jesús Antonio Méndez y Antonio Núñez Jiménez. Foto Raúl Corrales

Fidel con el niño Jesús Antonio Méndez y Antonio Núñez Jiménez. Foto Raúl Corrales

Fidel probando la comida. Foto Raúl Corrales.

Fidel Castro Ruz

Guateque campesino en que participó Fidel. Foto Raúl Corrales.

Fidel, les muestra a los carboneros como usar las armas. Foto Raúl Corrales.

Fidel, les muestra a los carboneros como usar las armas. Foto Raúl Corrales.

Fidel Castro.

Fidel dispara al aire a las doce de la noche. Foto Raúl Corrales.

(Trabajo original)

Acerca de Yasel Toledo Garnache

Director de la revista cultural El Caimán Barbudo. Presidente nacional de la Asociación Hermanos Saíz. Fue subdirector editorial de la Agencia Cubana de Noticias. Es graduado del Centro Nacional de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, y Mejor Graduado Integral de la Universidad de Holguín (2014). Periodista, ensayista y narrador. Autor del libro Camino de herejías. En twitter: @yaseltoledoG. En Instagram: YaselToledoGarnache. En Youtube: Mira Joven (Cuba). E-mail:yasegarnache@gmail.com

Publicado el 29 de diciembre de 2014 en Crónicas, De todo y etiquetado en , , , , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

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